(Por: Marian Velasco) Como todos sabemos la diabetes es un exceso de glucosa, de «azúcar», en sangre, debido a una carencia total o relativa de insulina, hormona que regula los niveles de glucosa en sangre.
La diabetes se clasifica en tres tipos: diabetes mellitus (tipos I y II), intolerancia hidrocarbonada y diabetes gestacional.
La diabetes mellitus puede cursar con déficit o ausencia de insulina que tiene que ser administrada exógenamente, en este caso se trata de la diabetes tipo I o dependiente de insulina, que se da mas bien en la infancia-juventud, auque también puede aparecer a cualquier edad.
La diabetes tipo II, es aquella que no depende de insulina, pero hay una resistencia a esta en los tejidos (entre ellos el músculo) lo que hace que la glucosa no se metabolice (no se «queme» bien) en dichos tejidos. Este tipo de diabetes está causada mayoritariamente por la obesidad, suele presentarse a partir de los 50 años, aunque también en jóvenes obesos.
La intolerancia hidrocarbonada, se caracteriza por niveles altos de glucosa en sangre pero no tan alta como en la diabetes y sin los síntomas característicos de esta que son: pérdida de peso, aumento de sed y hambre, micción frecuente, sensación de mucho cansancio…
Y por último la diabetes gestacional es la que se manifiesta en la embarazada. Un tercio de estas mujeres desarrollará una diebetes mellitus en los 5-10 años siguientes al parto.
Este déficit de insulina, provoca alteraciones no solamente en el metabolismo de carbohidratos sino también en el de lípidos (grasas) y proteínas que será más o menos grave dependiendo de si la carencia de insulina es total o relativa, es deir, dependiendo del tipo de diabetes. Dichas alteraciones metabólicas causan hiperlipemias (colesterol y triglicérido altos), hiperglucemia, glucosuria (niveles altos de glucosa en la orina), cetoacidosis (cuando se usa la grasa para producir energía en lugar del azúcar) o hipercatabolismo proteico ( es decir, eliminación excesiva de proteínas que puede afectar a la integridad de tejidos y órganos, ya que el organismo no tiene almacén de proteínas) y al mismo tiempo da lugar a complicaciones vasculares que afectan principalmente al riñón y a la retina del ojo.
La dieta es un elemento fundamental en el tratamiento de las personas diabéticas, cualquiera que sea su tipo, además del tratamiento farmacológico. Debemos prestarle especial atención, porque siguiendo unos hábitos de vida saludables: dieta adecuada, ejercicio y asusencia de alcohol (el alcohol provoca graves hipoglucemias), harán que mejore bastante el perfil glucémico del paciente, es decir, que tengamos controlados los niveles de glucosa y por lo tanto, la enfermedad.
Dietoterapia general en la diabetes
1.- En primer lugar se administrará una dieta cuyo valor calórico total será el normal para las cicunstancias fisiológicas y de actividad física del enfermo. Es decir, si el diabético es obeso tendrá que seguir una deita hipocalórica; si el peso es normal, el valor será el que corresponda a sus circunstancias fisiológicas; si está delgado, se le administrará dieta hipercalórica. Por lo tanto, el valor calórico será el que corresponda a su peso.
2.- En cuanto al aporte de los distintos principios inmediatos o nutrientes esenciales, hay que seguir unas reglas generales:
- El aporte de hidratos de carbono no debe ser menos de 150 g ni más de 300 g.
- Las grasas serán un 30% del aporte calórico total, es decir, un poco inferior a lo que se aconseja en una persona sana.
- El aporte de proteínas debe cubrir un 15% del aporte proteico total, a no ser que tengamos un paciente que además tenga contraindicaciones o restricciones como ocurre en la insuficiencia renal, por ejemplo.
3.- Respetando esa distribución de los grupos de alimentos principales o principios inmediatos, se debe evitar lo siguiente:
- Los azúcares refinados y muchos alimentos que lo contienen como bebidas.
- Especialmente se debe evitar la fructosa, contenida en «alimentos para diabéticos» por generar sobrecarga en el páncreas, dando lugar a hipoglucemias y además por inducir la síntesis de triglicéridos, factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.
- Igualmente se debe limitar las grasas saturadas, por provocar la aterosclerosis.
- Las proteínas deben ser de alto valor biológico, es decir, procedentes de la carne y el pescado, sobre todo en los niños para que tenga un desarrollo correcto en el crecimiento en los enfermos por diabetes dependiente de insulina o tipo I.
4.- La distribución de las comidas a lo largo del día deben de ser con el intervalo adecuado, lo más equilibradas posible en cuanto a la dsitribución de calorías para que el organismo las asimile lo mejor posible y no haya sobrecarga para el páncreas, es decir, si hacemos comidas copiosas necesitaremos que el páncreas genere más insulina, es decir, que trabaje más forzado o necesitaremos más insulina exógena. Lo ideal son de 5 a 6 comidas al día, lo más parecidas en cuanto a calorías se refiere.
Con todo esto, las personas diabéticas tienen que tener cierta libertad para organizar sus comidas, menús que sean facilmente intercambiables, basado en las proporciones de alimentos que dábamos anteriormente, pero que tengamos opción de cambiar comidas por cenas por ejemplo, o meriendas por recenas y además siendo la dieta variada como debe ser seamos o no diabéticos.
En casos más especiales como puedan ser pacientes obesos o pacientes a los que les gusta «saltarse las reglas» es aconsejable hacer unos menús fijos aunque variados para intentar que cojan hábitos de vida saludables y se acostumbren a otro estilo de vida y de comida.
El caso de los niños es diferente, ya que es difícil que sigan una dieta estricta. Por lo tanto, ajustaremos la dosis de insulina a sus necesidades nutricionales, además de que la alimentación debe garantizar un perfecto desarrollo.
En la actualidad se sabe que un mayor aporte de fibra dietética es conveniente para el tratamiento con dieta de la diabetes. La fibra disminuye la velocidad de absorción de los hidratos de carbono, haciendo que no haya picos de glucemia en sangre. Además la fibra no influye en el balance calórico de la dieta, lo cual es una ventaja añadida. Existen preparados de este tipo de fibras como el guar, pero siempre consultar al médico endocrino.
Como conclusión podríamos decir que si bien al principio podemos «agobiarnos» pensando que una persona diabética no pude comer de casi nada, o tiene que estar todo súper medido, es posible llevar una dieta equilibrada y adecuada que permita tener un buen perfil de glucemias. Para elaborar una dieta apropiada en cuanto a la cantidad de nutrientes esenciales o principios inmediatos que debe llevar lo mejor es consultar siempre con los especialistas que serán el médico endocrino o también los nutricionistas especializados en dietoterapia.
Recuerda que en Farmacia Velasco contamos con esa preparación y podemos ayudarte. ¡Consúltanos!
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